Cada mañana, María se instala ante su casa para contar peregrinos. El Camino de Santiago pasa por delante de su puerta y ella, inmóvil, presencia ese gran viaje.
Esta señora mayor vive sola con sus perros y su pájaro. Tiene por despacho una mesa desvencijada con un cuaderno manoseado y su sello oficial. Las calabazas y vieras con cruces de Santiago decoran su particular “chiringuito”.
Contar peregrinos es una tarea repetitiva, por eso a veces, bajo la sombrilla, se queda medio dormida. Nadie le ha pedido a María que cuente peregrinos, por lo que ella tampoco debe rendir cuentas a nadie.
Dirigido por Anne Milne
Cámara: Julian Krubasik
Producción: Hannah Hüglin
Sonido: Simon Herron y Rob Walker
Corrección de color: John Sackey
Traducción: Laura Servera Llinás (Universidad Complutense de Madrid)
Entrevista
Anne Milne
Directora
“María tiene una filosofía
de la que todos podemos aprender:
si esperas lo suficiente,
conseguirás aquello que anhelas”
- Háblanos sobre ti.
Crecí entre los sesenta y los setenta, cuando Escocia era un país firmemente socialista. Era la época de la televisión en blanco y negro, los discos de vinilo y ni un solo teléfono. Desde muy pequeña quise explorar el mundo, lo cual atribuyó a que tenía un globo terráqueo y una colección de libros en la que cada libro hablaba sobre un país diferente.
Así comenzó mi amor por los viajes y la aventura y mi interés por otras personas y culturas. No fui a la universidad hasta los 30 años y a los 50 hice mi Máster en Bellas Artes (MFA). He vivido en diferentes lugares y he tenido muchos trabajos, pero desde que tenía treinta y pocos años hasta ahora, el cine ha sido mi pasión, aunque no me tomé en serio mi papel como cineasta hasta que empecé el máster en Dirección de Cine.
- ¿Cómo surgió este proyecto? ¿Cómo conociste a María?
En 2007 mi vida cambió. Ahí empezó un año de viajar y pensar en qué iba a hacer después y dónde iba a vivir. Pasé un tiempo en Austria, India, Nepal, Berlín, Nueva York y, por último, decidí hacer el Camino de Santiago, lo cual se convirtió en una de las experiencias más intensas y trascendentales que he tenido.
Cuando llegué al Edinburgh College of Art en 2008 para comenzar el máster, ya tenía el Camino en mente. Tenía clarísimo que quería hacer una película sobre este lugar tan especial. Al pensar en los muchos lugares del Camino que me habían impresionado, enseguida me acordé del puestecito de María. No tenía forma de ponerme en contacto con ella pero, cuando llegamos a España en 2009 para rodar la película, recordaba exactamente dónde vivía. Era un día de lluvia y ella estaba debajo de su caseta, hablando con uno de los peregrinos que se había parado. Acercamos unas sillas y, al final de la tarde y con la aprobación de su hija, María aceptó participar en nuestra película.
- Por desgracia, María murió en marzo de 2021.
¿Cómo describirías a esta mujer tan estoica y paciente?
Una de las características especiales de María fue su gran generosidad. Era muy espiritual y se tomaba todo lo que hacía como un acto de servicio. No buscaba ningún tipo de recompensa ni atención por lo que hacía. Simplemente lo hacía. Todos los días, tanto si llovía como si hacía sol.
Una de las cosas que más me llamaron la atención sobre su vida es que nunca había hecho el Camino, ni le interesaba nada hacerlo. Los peregrinos caminan para alcanzar la virtud religiosa, pero a mí me pareció que María, allí sentada cada día viéndolos pasar, tenía mucha más piedad que muchos de ellos.
- El ritmo de la película es lento, como los pasos de los peregrinos a pleno sol; como el perro, que descansa tranquilo a la sombra. Una lentitud acentuada por planos de cuadro fijo largos y contemplativos y por la ausencia de música. ¿Cuál fue el enfoque?
En aquel momento, me gustaba mucho este tipo de cine lento y de observación que da al espectador la sensación de estar realmente en el lugar que se muestra. Pensé que, si podía prescindir de la música, quería hacerlo, ya que la música a menudo implica una determinada emoción o sentimiento y mi objetivo era que el espectador alcanzara eso sin música, solo a través de los planos y a través de lo que María hacía y decía. Desde el principio tuve claro que mi presencia como directora no formaría parte del documental y que iba a seguir un estilo de «cine directo» todo lo que pudiera.
- María conoce a cientos de personas que llegan desde todo el mundo para hacer el Camino de Santiago, pero ella solo habla español. ¿Cómo lo hicisteis para comunicaros, dado que no habláis el mismo idioma?
Antes del rodaje, sabía que iba a necesitar un intérprete, ya que, aunque había estado en España unas cuantas veces y había recorrido el Camino, lo cual me llevó seis semanas, mi español era muy básico. Por suerte, me presentaron a Hannah Hüglin, que habla inglés y español con fluidez. Estaba disponible para acompañarnos durante el rodaje, así que se convirtió en una parte troncal del equipo.
Ella nos lo traducía todo: yo hablaba con María y Hannah interpretaba. Evidentemente, todo llevó más tiempo, pero funcionó bien, ya que nos adaptamos al horario de María. En general, fue un rodaje muy agradable y relajado.
Como se puede ver en el documental, casi toda la «acción» es observacional. Delante de la cámara solo hablamos con María para una entrevista, que dirigió Hannah y que tuvo lugar cuando habíamos terminado la mayor parte del rodaje, por lo que yo ya sabía exactamente lo que quería preguntar. Además, lo habíamos repasado todo varias veces: cada día revisábamos el material y Hannah nos traducía las partes importantes, de modo que yo supiera lo que quería preguntar cuando hiciéramos esa entrevista en concreto.
- Este documental tuvo un gran recorrido en festivales de todo el mundo. Refleja una situación local, pero contiene un mensaje universal.
Efectivamente, tiene un mensaje universal. Habla sobre la vida, la muerte y todo lo que hay en medio. El personaje de María es atractivo para mucha gente porque es muy fiel a sí misma y podemos apreciar los cambios de su estado de ánimo a medida que avanza el día.
Se nos aparece «auténtica» y creo que eso a la gente le puede parecer refrescante, original. María es divertida e imponente al mismo tiempo y tiene una filosofía de la que todos podemos aprender: si esperas lo suficiente, conseguirás aquello que anhelas, aunque sea algo tan simple, y aun así tan formidable, como que alguien te reconozca.
- ¿En qué estás trabajando ahora?
Después de El camino de María he hecho bastantes cortometrajes, un largometraje y un telefilme. Todos ellos documentales. Ahora estoy produciendo un largometraje y un cortometraje de bajo presupuesto.
Desde hace algunos años también me dedico a la enseñanza, así como a la mentoría de cineastas como parte de una colaboración entre el British Council, el Scottish Documentary Institute y organizaciones de China, Indonesia, Pakistán, Libia y Jordania.
- ¿Quieres hacer algún comentario sobre 99 y la adaptación de tu documental a varios idiomas?
Ha sido un placer trabajar con 99 y es particularmente especial que El camino de María esté disponible en varios idiomas. Además, todo el mundo quiere que sus películas tengan el público más amplio posible.
Hacer que las películas sean más accesibles para los espectadores de todo el mundo es, sin duda, una de las razones por las que estoy orgullosa de exhibir mi película en 99.