La gente de Corea puede nacer en una sala de maternidad Samsung, estudiar en la Universidad Samsung, apoyar al equipo de béisbol los Samsung Lions en el Estadio Samsung, divertirse en el parque de atracciones Samsung con un móvil Samsung en el bolsillo…
En Corea del Sur, Samsung es un estado dentro de un estado. La empresa minorista de importación y exportación, fundada en 1938 por Lee Byung-Chul, lleva los últimos 80 años encabezando los rankings de empresas coreanas. La compañía representa un 20 % del PIB de Corea.
A raíz de su ubicuidad orwelliana, nació el apodo local «República de Samsung».
Dirigido por Romain Champalaune
Voz: Sung-Yin Youn
Agradecimientos: Heo Jin-woo, Jeong Hyun-wuk, Lee Yejin, Hong Jee-soo, Kim Min-ha, Christian Oey, Malaz Kserawi, Emily Rae Butterfield, Jean-Baptiste Alary, Martine Bulard and Jodie Clifford
Traducción: Paula Sancho y Rubén Montero
Entrevista
Romain Champalaune
Director
«Muchas de mis amistades de Corea
admitieron sorprenderse al ver el corto.
No sabían hasta dónde llegaba
el control de Samsung».
- ¿Cómo has llegado a este punto de tu carrera profesional, Romain?
Cuando era pequeño, vi un VHS de Parque Jurásico y aquello cambió mi vida. Empecé a grabar mis propias versiones usando la videocámara de mi padre y unas figuritas de plástico para recrear la acción… Después, en el instituto, me decanté por estudiar el bachillerato artístico y me especialicé en cine. Luego, pasé a estudiar el equivalente a una FP de Grado Medio en Producción Audiovisual. Quería centrarme en lo que, para mí, era la parte más creativa del cine: el proceso de montaje.
Sin embargo, a medida que me adentré en el mundo profesional, cambié de rumbo y estudié fotografía en la École Louis-Lumière. Me dediqué al fotoperiodismo durante ocho años. Pero, poco a poco, pasé de la fotografía a la producción de cine documental.
- ¿Cómo surgió la idea de Samsung Galaxy?
El proyecto nació después de que leyera un artículo de Martine Bulard en el periódico Monde Diplomatique. El periodista expuso el control que tenía Samsung sobre la sociedad surcoreana. Fue esclarecedor y, como fotógrafo, sentí que aquello tenía un potencial visual que estaba sin explorar.
Viajé a Corea de Sur por primera vez para hacer una especie de investigación, hablar con activistas y sindicalistas y, sobre todo, para ver con mis propios ojos el poder que los chaebols (conglomerados como Samsung, LG o Hyundai) ejercían sobre la vida cotidiana coreana. Al volver a Francia, mostré algunas de mis fotos al periódico Le Monde y aceptaron financiar la continuación del reportaje.
Durante mi segunda visita, pude profundizar más centrándome específicamente en Samsung; estudié cuidadosamente todos los hilos de los que Samsung tira. Tras la publicación, sentí que había más por explorar a través del cine. Y así fue como, tras regresar, surgió la idea de hacer un cortometraje.
- La narradora es, en realidad, un personaje ficticio.
¿Por qué optaste por esta técnica narrativa?
Sí, lo es, la narradora es un personaje ficticio, pero todo lo que cuenta refleja la realidad. Hilvané todas las entrevistas que hice durante mis cinco meses de investigación. Recogí opiniones de trabajadores de varias sucursales de Samsung, extrabajadores, estudiantes, manifestantes, etc. Mientras reunía toda la información que había recopilado, creé este personaje: una persona que podría ser real. No deja hueco a la imaginación. Esta técnica de guion llama la atención del espectador y permite coser perfectamente todos los hilos de la historia.
Revelar los entresijos del capitalismo nunca es tarea fácil, pues nos metemos en una «dimensión» complicada y abstracta que, sinceramente, también puede ser un tostón. Crear una historia llena de problemas puede llegar a ser bastante abrumador también. Entender cómo funcionan los engranajes del capitalismo que manejan nuestro mundo puede ser un tema complejo para aquellos que no están familiarizados con la economía. Así que, a través de imágenes impactantes y cambios de plano, quise crear una obra accesible y reveladora que sacase a la luz las verdades escondidas en la profundidad de la «maquinaria» financiera.
«El enfoque fotográfico permite al espectador observar al sujeto desde la distancia. El tiempo se detiene y el frenesí de la vida desaparece».
- ¿Categorizarías este cortometraje como un documental, aunque la narradora sea ficticia?
Por supuesto. Samsung es conocida mundialmente en la electrónica, pero ese no es el único sector en el que se mueve. Con 79 sucursales, Samsung conforma el tejido de la sociedad surcoreana. Por lo tanto, es completamente posible nacer en un hospital Samsung, estudiar en una universidad Samsung, vivir en un apartamento Samsung equipado con electrodomésticos Samsung… Si quieres escapar de la rutina, puedes irte al parque de atracciones más grande de Corea del Sur, Everland. Este, por supuesto, también es un parque de atracciones Samsung. Y, por si fuera poco, también puedes alquilar una planta de algún edificio Samsung para casarte, contratar un seguro Samsung o comprar ropa Samsung. ¡Y tanto que es un documental!
- ¿Qué aportan a un documental las imágenes estáticas, comparadas con las imágenes en movimiento?
Quería crear un contraste entre la cruda realidad y la calma con la que la narradora cuenta la historia. El enfoque fotográfico permite al espectador observar al sujeto desde la distancia. El tiempo se detiene y el frenesí de la vida desaparece. A su vez, escuchamos una dulce voz que narra la historia como si cantase una nana mientras pasa las páginas de un álbum de fotos. También me encanta que nos permita examinar cada imagen a nuestro ritmo, como si estuviéramos ante un cuadro de Brueghel.
- ¿Cuál es el mensaje político de este corto?
El corto revela la interferencia corporativa a escala nacional. Nos viene a la cabeza George Orwell, nos reconfortaba pensar que su obra era ficción. Pero la «República de Samsung» es más que real. Esta forma extrema de capitalismo que trae prosperidad nacional, junto a una dependencia peligrosa en una empresa, es una paradoja que merece ser contada a través de imágenes.
Muchas de mis amistades de Corea admitieron sorprenderse al ver el corto. No sabían hasta dónde llegaba el control de Samsung. En Corea del Sur, no es nada fácil hablar de ello. Samsung se labra una reputación modélica y tiene las conexiones perfectas para poder hacerlo: los periódicos principales están en deuda con la empresa. ¿Qué medio coreano puede huir del mensaje de Samsung? El periodismo de Corea del Sur tiene, por lo tanto, un acuerdo que desestabiliza la objetividad e imparcialidad.
En la esfera política, el problema es similar. En 2008, declararon culpable de fraude, evasión fiscal, corrupción y malversación de fondos a Lee Kun-hee, el aquel entonces presidente del grupo Samsung. Pero tras terminar el juicio, el presidente anterior, Lee Myung-bak, lo indultó bajo pretexto de «interés público». Está claro que Samsung es tan imprescindible para la economía de Corea del Sur que sus directores están por encima de la ley. ¿Qué político se opondría públicamente a los intereses privados de un gigante del que depende el destino económico de su país?
Las luchas a brazo partido lideradas por algunos de los trabajadores para que las enfermedades laborales sean reconocidas como tales han dado, a pesar de todo, sus frutos, pero ¡tras muchos años luchando! Los sindicatos han ganado ciertas libertades. Sin embargo, deben avanzar con pies de plomo y seguir luchando con constancia para no retroceder.
- ¿En qué proyectos estás trabajando ahora?
Acabo de terminar una nueva investigación sobre el trabajo de otro gigante multinacional, Glencore, que se dedica a la producción de materias primas. ¡También estoy trabajando en mi primer guion de ficción!
- ¿Algunas palabras que desees decir sobre 99 y el subtitulado multilingüe de tu cortometraje?
Me encanta que 99 rompa con la frecuente norma no escrita de hacer una versión únicamente en inglés de las producciones audiovisuales supuestamente «internacionales». Aunque el inglés satisfaga las demandas prácticas del mercado, no tiene sentido. Por lo tanto, agradezco que 99 haga justicia a la naturaleza universal del cine, respetando la diversidad y riqueza de nuestros idiomas.
- ¿Cuál es tu cortometraje favorito del catálogo de 99?
Adiós a Mandima de Robert-Jan Lacombe es una auténtica obra maestra que recomiendo ver a todo el mundo. Este cortometraje traza una analogía con el mío, pero no es mi favorito por eso. La simplicidad y la calidez de Adiós a Mandima deja huella. Aunque sea una historia «pequeña», tiene un alcance universal.
